![]() Existe una gran preocupación social por el problema del acoso escolar que afecta al 20% de los escolares. Los padres jamás piensan en la posibilidad de que su hijo sea el acosador; rechazan tal idea y tienden a culpabilizar a la víctima, llegando, en algunos casos, a felicitar al hijo por ser "de los duros" e incluso amenazar a los padres de la víctima para que no acusen a su hijo. A acosadores y sus familias les cuesta mucho más reconocer la situación que a las víctimas, porque hay una gran condena social. No existe un perfil específico. Podemos encontramos con niños que gustan de reírse de los demás ignorando las consecuencias; también los hay que disfrutan haciendo daño, incluso pueden estar sufriendo violencia doméstica, o estados de rabia. Se trata de niños sin límites ni autocrítica y sin sentimientos de culpabilidad por lo que hacen, al contrario, asumen el papel de víctima. Cuando acosan disfrutan sintiéndose poderosos, “sobrados” e impunes, con conductas como: • Abusar de su fuerza para dominar y la someter • Burlarse de los demás porque no saber relacionarse sin hacer de menos al otro • Buscar la complicidad de los otros niños en las burlas • Creer que quien pide ayuda es débil y un chivato • Creer que tienen que ser duros y valientes, y demostrarlo, • Impulsividad y sin alternativas a la violencia • Incumplir normas y malas relaciones con la autoridad • Moral menos desarrollada • No se ponen en el lugar de los demás • Tienen arraigado el lema de “si te pegan, tu deberás pegar con más fuerza'". Acostumbran a tenerlo todo y rápido, por lo que no saben afrontar la frustración, de manera que cuando creen que se les opone, lo eliminan. Un niño que acosa a otros burlándose, chantajeando, robando la merienda o el almuerzo, amenazando o coaccionado, empeorará si no se toman medidas. De hecho un 60% de los niños acosadores acoso comete al menos un delito antes de los 21 años, y un 24% al menos tres Son necesarias medidas correctivas y de reeducación para que entiendan lo malo, se arrepientan y reparen los daños, siendo suficiente la primera llamada de alerta del colegio. Fuente: E. MENGUAL
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Santiago CherbitPsicologo Archives
Noviembre 2020
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