ADICCION A LOS VIDEOSJUEGOS Y CIRCUITO DE RECOMPENSA
El juego como nuevo paradigma social no debería hacernos pensar que jugando más se aprende más, porque no es así casi siempre. En el actual lenguaje publicitario, consumista y “vendedor”, se relacionan algunos términos como si “siempre” fueran unidos: juego, diversión y entretenimiento, emoción, alegría, felicidad; como si tuviéramos que rechazar el esfuerzo o el sufrimiento en la vida. A veces estos términos se “hermanan” con otros como motivación, aprendizaje y educación. Otras veces se relacionan con estados de ánimo como relajación, bienestar y hasta salud… El circuito de recompensa nos motiva a
El sistema de reconocimiento del placer en el cerebro implica al neurotransmisor dopamina. Por ejemplo, en el bebé, se dispara cuando se le hacen cosquillas o cuando se le da un abrazo: con cualquier juego o momento de placer. Ese circuito se dispara cuando ante una pantalla digital, porque atrae nuestra atención centrando nuestra mirada y nuestro interés, que activando la secreción de adrenalina y cortisol. Ello, en principio, no tendría por qué ser un problema, y hasta podría desarrollar algunas habilidades neuronales o reflejas, si no fuera por la cantidad de tiempo dedicado, que va en detrimento de las relaciones familiares y del cumplimiento de sus obligaciones. En el videojuego hay dos tipos de dificultades y de tiempos internos:
Al igual que controlamos nuestra comida, nos convendría frenar la tendencia al premio fácil y rápido, para reducir la posibilidad de sufrir compulsión o adicción, entendida como una constante necesidad de jugar que la persona prioriza sobre cualquier otra actividad. Se trata de aprender a gestionar el tiempo, ya que el autocontrol es posible. En todo lo referente a la tecnología, conviene tener en cuenta que:
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Santiago CherbitPsicologo Archives
Noviembre 2020
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