![]() En España, entre divorcios, nulidades y separaciones, hay más de 100.000 cada año; en el 57% hay hijos, y casi la mitad son menores de edad. Se trata, por tanto, de una situación habitual que implica cambios con consecuencias que conviene gestionar intentando que éstos sean graduales. Durante el proceso los padres • Informan que la separación es definitiva a sus hijos. • Hablan de la situación con normalidad, tranquilidad y de amor incondicional hacia ellos, sin culpar a nadie ni hablar mal del otr@. • Fomentan la expresión emocional de sus hijos. • Evitan obligarlos a “tomar partido”. • Informan de su derecho como padres para decidir su propio bienestar. Cuando aparecen nuevas parejas sentimentales en las vidas de los padres, conviene hablar de ellas en términos de amistad, comentando las características de personalidad, y enfatizando que no sustituirán a nadie. Ello puede generar confusión y problemas para entender lo que está pasando, por lo que hay que adaptarse al ritmo de cada caso. En un segundo paso se trata de abordar la existencia de sentimientos que le hacen feliz, por lo que esa persona es importante en su vida y quiere que continúe en ella, por lo que desea que conozcan a la persona. A veces hay celos e incluso rechazo al principio, tras lo que suele estar la emoción básica miedo; y los primeros pasos para afrontarlo consisten en intentar que los hijos se sientan seguros del amor que tiene por ellos.
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![]() Ante una experiencia traumática existen tres tipos de reacciones típicas: 1. Son muchos los estímulos que fomentan el recuerdo de la situación traumática: imágenes, sonidos, lugares, olores, personas, momento del día, situaciones o emociones de miedo. Y tales recuerdos pueden evocar pensamientos y sentimientos de angustia sobre lo que pasó, porque la experiencia vuelve a la memoria una y otra vez; a veces se puede sentir o actuar como si las experiencias sucedieran de nuevo (flash back). En otros casos el recuerdo se refiere a una pérdida o a una privación que evoca la ausencia de alguien, que puede provocar fuertes sentimientos, como pena, nerviosismo, incertidumbre acerca de cómo va a ser la vida sin esa persona, rabia, soledad, abandono o desesperación. Los recordatorios de la pérdida también pueden llevar a evitar cosas que las personas quieren o necesitan hacer. 2. Paliar la angustia evitando hablar, pensar, recordar y sentir el evento traumático, así como toda situación que lo evoquen, como lugares y personas. Hasta el extremo del retraimiento social con pérdida de interés por actividades que eran placenteras. 3. Excitación física como si todavía hubiera peligro, como estar constantemente “en alerta”, sobresaltarse, nerviosismo, irritabilidad, dificultad para dormir y para concentrarse, dolor de cabeza, mareo, dolores estomacales y musculares, palpitaciones, opresión en el pecho, alteraciones del apetito, etc. Frecuentemente subyace un sentimiento de desmoralización al no percibir mejoría en las adversidades tras el trauma. En todos los casos son recomendables acciones que ayuden a reducir la ansiedad, como: • Hablar con otra persona que preste ayuda • Conseguir la información que se necesite • Descansar y mantener una nutrición adecuada • Distracciones como deportes, aficiones y actividades placenteras • En la medida de lo posible mantener normalidad de horarios • Darse permiso para estar nervioso algún tiempo • Pasar tiempo en compañía de amistades y familia • Practicar técnicas de relajación para calmarse • Centrarse en algo práctico para manejar la situación mejor |
Santiago CherbitPsicologo Archives
Noviembre 2020
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