Inteligencia emocional para conocer nuestros recursos, capacidades y limitaciones internas17/11/2019 ![]() Desconocer nuestras propias posibilidades de mejora pone en peligro nuestra carrera profesional. Se trata de llegar a comprender nuestras capacidades y limitaciones actuales, así como nuestros valores y motivaciones, para tomar decisiones con sintonía interior. Para ello conviene:
Algunos de los puntos ciegos más frecuentes, según R. E. Kaplan, son:
• Necesidad de parecer perfect@: las críticas, por fundadas que sean, le irritan y le producen rechazo, condena a los demás por sus propios errores, es incapaz de admitir sus equivocaciones o sus debilidades personales Cuando no conocemos nuestras emociones no podemos gestionarlas dificultando nuestra claridad mental, llevándonos a:
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![]() Las emociones son importantes en nuestra vida en general y en el ámbito laboral, ya que no paramos de pensar (a través del neocórtex), generando emociones (a través del sistema límbico), que conviene gestionar bien para que funcionen en nuestro beneficio. El neocórtex es responsable de que nos entristezcamos ante una pérdida, de que nos alegremos por haber conseguido algo importante o de que nos duela que alguien nos diga o haga algunas cosas. Las conexiones entre las estructuras límbicas y el neocórtex gestionan la cooperación eficiente entre las emociones y los pensamientos. La inteligencia emocional determina la capacidad para aprender las habilidades prácticas en función de los elementos siguientes:
Si tienen poca conciencia de sí mismos, no serán conscientes de sus puntos de mejora y, por tanto, carecerán de la suficiente confianza que proviene de la seguridad en la propia fortaleza. ![]() Por ejemplo, un buen servicio al cliente requiere empatía, saber controlar los impulsos y gestionar las emociones. Es decir, nuestra competencia emocional es un indicador de hasta qué sabemos aplicar estas competencias al mundo profesional, porque tener una buena inteligencia emocional no asegura las competencias emocionales necesarias en el mundo laboral. La palabra emoción proviene del latín “motere” (moverse) y hace que nos aproximemos o nos distanciemos de algo a través de una tendencia a actuar, lo que provoca un estado fisiológico. Es, por tanto, un estado que implica conmoción orgánica, producto de nuestros pensamientos, valores y creencias, y que puede observarse a través de gestos, actitudes, etc. Las emociones nos preparan para la acción y cada una está relacionada a determinados elementos fisiológicos: la respiración, la tonificación muscular, el pulso, la presión arterial, la postura, los movimientos, las expresiones faciales, etc. Pensamientos, emociones y conductas interactúan entre sí incidiendo en el mundo laboral: cómo nos relacionamos con compañeros, colaboradores y superiores, la opinión que tengamos de los proyectos de la empresa, la coincidencia con los valores de la misma, influyen en la organización. De hecho, para que algo prospere en una empresa es vital el factor humano, porque el conocimiento debe ser usado por el equipo, y la conducta de cada persona en relación a este conocimiento al compartir información se ve influida por factores relacionados con la relación entre las personas... El cociente intelectual determina lo que sabe la persona, y la inteligencia emocional, que consiste en dirigirlas y equilibrarlas, determina lo que hará. Las emociones tienen un objetivo pues son impulsos para actuar:
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Santiago CherbitPsicologo Archives
Noviembre 2020
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