![]() Nuestros pensamientos pueden crear nuestras experiencias, pues inconscientemente tendemos a facilitar lo que esperamos que suceda. El sociólogo Merton puso ejemplos de ello de relaciones entre personas:
En cierta medida depende de nosotros decidir nuestras expectativas y nuestra relación con el mundo, que definirá cómo será nuestra vida. De hecho, hay dos maneras básicas de abordar nuestra existencia:
¿Cómo hacerlo?
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En el momento de tomar una decisión, por meditada y racional que parezca, la mente tiende a favorecer una opción sobre otra por motivos emocionales.
A nivel popular popular, el cálculo racional constituye la base de las decisiones sensatas: la emoción sólo interfiere con el buen juicio. Sin embargo, el conocimiento y el razonamiento solos no suelen ser suficientes para tomar buenas decisiones: la emoción cumple un papel importante. Según A. Bechara (Universidad de California del Sur), "aunque la gente crea que las emociones quitan racionalidad, la evidencia neurológica dice lo contrario: son protectoras y están al servicio del mejor interés" de quien decide. "Cuando se afronta un resultado muy incierto, o desconocido, confiar en la intuición y en las emociones es la mejor estrategia". "Cualquier decisión que carezca de un elemento emocional (por ejemplo, la impresión de si es buena o mala) tendría consecuencias negativas". Según A. R. Damasio "los sistemas emocionales proporcionan un conocimiento valioso, implícito o explícito, para tomar decisiones eficientes y rápidas". La creencia de que las buenas decisiones surgen sólo de las mentes frías y sin emoción, es un mito El pensamiento lógico está siempre presente cuando se dispone de toda la información: son decisiones en situación de certeza. En la realidad hay muchas situaciones con distintos niveles de incertidumbre en las que decidir supone un riesgo. Es entonces cuando intervienes los sistemas emocionales ayudando al pensamiento lógico. La emoción no siempre ayuda a decidir cuando es perturbadora. Una mala noticia en el momento de tener en cuenta una opción u otra puede influir negativamente en el resultado. Fuente: G. Esquivada Niñas y niños se dan cuenta que la muerte suscita en las personas una reacción y ello les genera curiosidad ocasionando preguntas, que pueden resultar incómodas por no saber cómo responder o porque nos conecta con la emoción relacionada con la pérdida…
A menudo saben cosas de la muerte y aunque tratemos de evitar dar explicaciones, la muerte seguirá presente en sus juegos, explicaciones y universo inconsciente. Según crecen incorporan aspectos relevantes a su concepto de muerte. Este proceso de asimilación suele ser cíclico, alternando periodos de avance con otros de retrocesos, ya que es una etapa de la vida en la que la fantasía está presente en el duelo. Existen varias claves en el concepto de la muerte: 1.Lo que ha muerto no volverá a vivir. Niñas y niños creen que es un estado temporal de duración variable, en el que la persona va a estar fuera durante mucho tiempo y lejos. Se trata de que entiendan que no se puede estar muerto un rato y luego vivir; no volveremos a ver a esa persona. 2.Todos los seres vivos morirán en algún momento. Niñas y niños creen que lo cercano siempre existirá, que las personas a las que quieren y que les cuidan siempre estarán a su lado. Si ante la pregunta ¿te vas a morir?”, respondemos que “Sí”, creerá que sucederá en breve y se asustará. En su lugar convendría algo así como “si, cariño, me moriré, pero dentro de muchísimo tiempo, cuando tu seas mayor y hayas hecho muchas cosas en tu vida”. 3.El cuerpo deja de funcionar. Se trata de que entiendan que, después de la muerte, las personas no ven, no oyen, etc. En general, equiparan la muerte a un sueño, creyendo que la muerte es otro estado y que las personas muertas sienten, ven, oyen y experimentan cosas. Por eso preguntan si llevan ropa, si se han llevado las gafas para poder ver la televisión, se preocupan porque el teléfono móvil sigue encima de la mesa, etc. En ocasiones piensan que las limitaciones son consecuencia de circunstancias externas, por ejemplo, el ataúd es estrecho y por eso no se pueden mover, no puede ver porque donde están está muy oscuro; o no nos hablan porque están dormidos. Es habitual que hagan preguntas sobre cómo están los fallecidos, si están contentos, si ven, etc. hasta comprender que las funciones están interrumpidas. Sólo cuando entienden que las funciones se han interrumpido indefinidamente podemos explicarles el significado de que la persona siga viva en nuestro recuerdo. 4.La causa de la muerte es física. Las personas no mueren de nada. Si no lo entienden, podría ocurrir que asociaran la muerte a un detalle, a un estado, etc. Incluso podrían llegar a pensar que sus pensamientos, sus enfados o su comportamiento fueron la causa, lo que dificultaría la elaboración de su duelo. |
Santiago CherbitPsicologo Archives
Enero 2021
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