Ante la cuarentena tenemos que cambiar nuestras costumbres, a lo que hay que añadir estados de ansiedad como consecuencia de incertidumbre que conlleva la epidemia.
Esta situación supone la elección del mal menor entre la infección y la alteración psicológica que se pueden producir, consecuencia del confinamiento. Por tanto, la cuarentena constituye un desafío. Según Shutterstock, ello puede provocar sensación de pérdida de libertad, de dificultad realizar nuestros proyectos y actividades personales, pudiendo experimentar: • Miedo ante una situación que se percibe como nueva y amenazante: o a la enfermedad y sus consecuencias o a la falta de recursos • Frustración con la sensación de pérdida de libertad, de dificultad en llevar adelante proyectos y actividades personales, con pensamientos como “no puedo hacer lo que deseo”, “no puedo hacer mi trabajo”, “quiero salir y no puedo”. Que nos obliga a ser pacientes y generar nuevos hábitos. Las personas somos rutinarias, sociales y valoramos la previsibilidad. Es útil tener en cuenta que las demás personas tambien lo viven asi. • Rabia ante la sensación de injusticia o de que “esto no es mi culpa” u “otras personas no respetan la cuarentena y se aprovechan”. • Ambivalencia: sentir alegría por estar en casa y también miedo, frustración o rabia. Con pensamientos como “ahora puedo hacer lo que quiero, pero me gustaría saber cuándo terminará todo esto”. • Desorganización por no poder continuar con la propia rutina, ya que perdemos la sensación de control. • Aburrimiento porque el confinamiento provoca que vincularse para compartir ocio y esparcimiento con otros se reduzca. • Tristeza por la ruptura de la cotidianeidad, el aislamiento y la exposición a noticias negativas; que nos puede llevar a pensamientos como “no tengo ganas de hacer nada”. • Soledad por la falta de vinculación. Pudiendo aparecer pensamientos del tipo “qué hago si me pasa algo” con la consiguiente emoción de miedo. • Sensación de enclaustramiento, encierro y agobio. Ante lo que conviene Recordar lo transitorio de la situación y la posibilidad de hacer otras cosas en casa. • Ansiedad con sensaciones desagradables por la incertidumbre. Nos conviene ser considerado con nosotros mismos, con nuestros estados emocionales, sabiendo que los cambios tan repentinos, la incertidumbre y la amenaza de la epidemia afecta nuestro estado anímico. Fuente: Universidad de Buenos Aires
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Santiago CherbitPsicologo Archives
Noviembre 2020
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