![]() El compromiso en la pareja es el conjunto de garantías que muestran que la relación tiene y tendrá un contexto para desarrollarse y existir como tal. Es la voluntad de las personas que integran una relación por permanecer juntas mediante
Supone un mayor control consciente y voluntario, y su equilibrio es importante para darle estabilidad a la relación y sirve de base al desarrollo de la intimidad y la pasión. Cada persona de la pareja puede tener ideas diferentes del objetivo del compromiso, porque es un contrato social implícito, con condiciones no explícitas que pensamos que deben cumplirse en una pareja. Frecuentemente, no verbalizamos lo que esperamos de la otra persona. De hecho, la relación comienza con ideas de cómo «debería» comportarse cada persona, interpretando de distinta manera qué implica concretamente el compromiso en la relación. Así, mientras una de las partes tiene una idea de cómo es una pareja, la otra puede pensar algo muy distinto, con los conflictos consiguientes. La mayoría de los problemas del compromiso tienen solución explicando lo que esperamos de la otra persona y conociendo, a la vez, sus expectativas. El proyecto de vida de la pareja no aparece espontáneamente porque tenemos, antes de estar en pareja, consciente o inconscientemente los propios, que es la forma como nos gustaría vivir. Solemos tener creencias acerca del trabajo, el dinero y su gestión, dónde queremos vivir, el estilo y tipo de vida social que queremos llevar, si deseamos hijos y cuántos, los gustos, los sueños, etc. Cuando una pareja empieza, se encuentran dos proyectos de vida, que las personas deben llegar a compartir de alguna manera. No se trata de tener proyectos idénticos; sí que una parte de los proyectos se solape para generar el proyecto en común; y es enriquecedor que se conserve una parte personal. Nos vamos dando cuenta del modelo del proyecto de la otra persona a lo largo de la convivencia. Entonces van surgiendo los deseos de cada una de las personas y cómo queremos trabajar para lograrlos. Es importante prestar atención a cómo nos sentimos al conocer sus proyectos y apercibirnos de si se parecen a los nuestros, si nos resultan sorprenden y nos inquietan o si nos generan rechazo. De estas coincidencias, surge el proyecto en común. Se trata de:
También hay que atender a la armonía de los planes; si una persona piensa tener hijos y la otra no, por ejemplo, habrá un conflicto grave.
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Santiago CherbitPsicologo Archives
Noviembre 2020
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