![]() La separación de la pareja implica cambios en la cotidianidad familiar. Ilusiones y proyectos desaparecen. La vida de los niños cambia significativamente, pasando de la convivencia con ambos padres, a vivir con uno de ellos, aunque frecuentemente no verbalizan lo que sienten. Cuando se decide dar el paso conviene: - Acordar cómo afrontar la situación con los hijos, estableciendo horarios y días de visitas porque les proporcionará seguridad de que van a seguir viendo a ambos padres con frecuencia. - Hablar con los niños con sinceridad y recordarles que siguen siendo queridos, aunque hayan decidido separase. - Conviene que los niños no estén al corriente de las discusiones de la pareja, diferenciando los problemas de pareja del rol como padres. De lo único que deben estar seguros es que siempre contaran con sus padres. - El profesorado y los adultos que se relacionen con los niños, deben conocer la situación, porque es probable que aparezcan conductas de agresividad, tristeza, pérdida del control esfínteres, hablar como los bebés, etc. Ello es una llamada de atención de los niños por lo que están viviendo y atenderlos convenientemente. - Hay que demostrarles amor y poner límites sin consentirlos. Hablar y estar con ellos es muy importante. - A veces intentan manipular a los padres, a través del sentimiento de culpa. Y la actitud ha de ser firme para gestionar tal situación. - Deben disponer de espacio específico en las distintas casas, para que sientan que también es su hogar y tener una cierta estabilidad y seguridad. Si tienen problemas importantes para aceptar la noticia o su conducta cambia mucho, conviene consultar con un profesional.
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Santiago CherbitPsicologo Archives
Noviembre 2020
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