La crisis: ¿qué hacer con sus golpes?

Las crisis se caracterizan porque lo viejo no acaba de morir cuando lo nuevo no acaba de nacer.
Según J. Moix la palabra clave es "adaptación"  ante el miedo, la tristeza y la rabia de la frustración que suele generar, aunque nuestro estado anímico es absolutamente "plástico", y ante las mayores alegrías o ante las mayores pesadillas, terminamos por volver a ser los que éramos.
La autenticidad de las emociones no es función de las circunstancias, sino por la manera en qué las vivimos.
Somos resilientes: morimos varias veces para renacer otras tantas.
Hablar de la cosa ayuda a sacar el problema y "abarcarlo"
Otro aspecto es la incertidumbre, que tiende a desestabilizarnos, y a la que conviene no prestar excesiva atención.

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Suele ayudar estar preparados para lo peor, mientras seguimos deseando lo mejor.
En estas situaciones el corazón se rompe o se se curte, y esto se consigue creciendo personalmente hasta un nivel superior, donde la jerarquía de nuestros valores experimenta un reajuste.