El tipo de apego que predominó en nuestra infancia puede influir en nuestro comportamiento en el compromiso afectivo.
El ejemplo del apego seguro es en el estereotipo de la familia con equilibro entre pedir y satisfacer las necesidades emocionales, respetando la independencia propia: • Cálido y amoroso • Sin necesidad de atención y en disposición de darla y de recibirla. • Sin reactividad a la crítica y con enfados de corta duración. Suelen tratarse de personas con un modelo mental positivo tanto de sí mismas como de los demás. Las personas con apego ansioso tienden a renunciar a sus deseos y adaptarse con la esperanza de agradar a los demás; cosa que nunca termina de conseguir lo que le lleva a una sensación de frustración continua. Se caracterizan por una percepción negativa de sí mismas y positiva de los demás, con un gran deseo de atención y aprobación, así como comportamientos de dependencia. Las personas evasivas creen que su independencia y autosuficiencia son prioritarias, por lo que apenas disfrutan de la cercanía, sintiéndose incómodas manifestando sus sentimientos. Tienden a huir del compromiso, y se sienten atadas y controladas. En algunos casos está el estilo temeroso: "yo estoy mal, pero tú estás peor", siendo personas a las que incomodan la intimidad, por su deseo de aprobación y confianza en sí mismos baja. Al mismo tiempo que buscan el contacto social y la intimidad, sienten miedo al rechazo y evitan las situaciones sociales y las relaciones íntimas. Las personas ansiosas y las evasivas tienden a la dependencia en sus relaciones, y ello es la base de su atracción por la otra persona.
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Santiago CherbitPsicologo Archives
Enero 2021
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